Hijo de una familia de inmigrantes rusos de origen judío, su talento para la música se manifestó a temprana edad, cuando, mediante un voluntarioso aprendizaje autodidacto, aprendió a tocar el piano de oído. Ante su entusiasmo, su padre decidió hacerle estudiar en serio con un profesor, Charles Hambitzer, quien le descubrió el mundo sonoro de compositores como Liszt, Chopin o Debussy.
Sin embargo, los grandes referentes de Gershwin en aquellos primeros años fueron Irving Berlin y Jerome Kern, reyes del Broadway de la época gracias a sus canciones y sus comedias musicales. El deseo de triunfar como compositor en las salas de concierto, aunque latente entonces, no tomaría forma hasta años más tarde.
Así, abandonó en 1914 sus estudios para trabajar en unos almacenes de música en los que, sentado al piano, presentaba al público las melodías de moda. Pronto se animó él mismo a componer sus primeras canciones, algunas de las cuales consiguieron cierta popularidad y, sobre todo, le valieron la oportunidad de escribir su primer musical para Broadway, La, la, Lucille.
Fuente: http://www.biografiasyvidas.com/
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